ORÍGENES: ESTILOS DE VIDA

Phythian-Adams descubrió, durante la excavación de Ascalón, bajo una capa gruesa de tierra negra mezclada con cenizas, los estilos de cerámica que representaban la cultura de Ascalón -una de las ciudades de la pentápolis filistea- antes de la llegada de los filisteos.

Las importaciones que encontró de cerámica micénica y chipriota le indicaron la gran influencia que ejerció Micenas sobre Ascalón. Tanto la cantidad como la función de las cerámicas importadas eran el resultado de un comercio importante y de una determinada orientación cultural: la aceptación de los rituales festivos de la cultura minoica-micénica.

Sin embargo, el hecho de que entre la cerámica filistea descubierta encima del nivel de destrucción aparecieran servicios para el consumo de vino totalmente distintos denotó tanto una técnica diferente como un estilo de vida distinto, según Phythian-Adams. Aparecieron, en lugar de los kylixes micénicos -copas de vino de cuerpo profundo y ancho levantado sobre un pie y con dos asas simétricas- y los cuencos chipriotas de perfil anguloso y base anular, las pesadas cráteras y copas filisteas con asas horizontales, asociadas al origen aqueo y septentrional de los filisteos, como apuntó Mackenzie. En opinión de Phythian-Adams, este tipo cerámico se podía considerar de inspiración griega. Como ejemplo, el famoso Vaso de los Guerreros, descubierto por Schliemann en Micenas, que sirvió para ilustrar el contraste cultural entre los aqueos indoarios y los pacíficos príncipes y sacerdotisas minoico-micénicos anteriores. A diferencia de Mackenzie, Phythian-Adams tenía la prueba que explicaba la conexión entre la llegada de los filisteos a Canaán y la oleada de invasiones del norte responsable de la destrucción de la civilización minoico-micénica.

Tristemente, estos importantes hallazgos del período filisteo no fueron suficientes para atraer las ayudas públicas necesarias para subvencionar los gastos de la excavación. A la vista de los inmensos estratos con restos de los períodos árabe, cruzado, romano y helenístico que había en el área se llegó a la conclusión de que nadie podría excavar en profundidad para llegar al nivel filisteo salvo un gobierno o sociedad muy rica.

Phythian-Adams se vio obligado a dar comienzo a otro proyecto menos ambicioso: determinar si las transformaciones culturales que había descubierto en Ascalón podían extenderse a otras ciudades de Filistea. Decidió empezar la investigación en Tell Haruba (Gaza), la ciudad más famosa de la pentápolis filistea. Tras la dificultad para alcanzar el nivel filisteo y las ásperas negociaciones con los propietarios locales, Phythian-Adams se dio por vencido y se trasladó a Tell Jemmeh, en la frontera entre Canaán y el Sinaí, pero también tuvo que abandonar por los continuos enfrentamientos entre los contrabandistas beduinos y la policía británica del Protectorado.

A pesar de todos estos contratiempos, Phythian-Adams logró reunir una cantidad importante de muestras perfectamente estratificadas de cerámica filistea, convencido de que, entre todo el repertorio cerámico filisteo, las formas del norte eran las más importantes para determinar su origen geográfico. En 1923 publicó en el Bulletin of the Brithish School of Archaeology in Jerusalem un artículo titulado «El origen de los filisteos a la luz de la arqueología palestina» en el que establecía dichas relaciones en su análisis de la cerámica junto con otras evidencias arqueológicas, históricas y lingüísticas.

Fuentes:

Dothan, Trude; Dothan, Moshe (2002). Tras las huellas de los filisteos. Barcelona: Bellaterra.

UNA APROXIMACIÓN A LA TIERRA ORIGINAL DE LOS FILISTEOS

Phythian-Adams en su artículo «El origen de los filisteos a la luz de la arqueología palestina» escribió que, desde finales del siglo XIX, se había reconocido el parecido entre los nombres de los distintos Pueblos del Mar, mencionados en los documentos egipcios, y las listas de combatientes de la Guerra de Troya que aparecen en la Ilíada. La coincidencia más llamativa era la que había entre los ekwesh y los aqueos, que llevó a sugerir a Mackenzie que los filisteos y los otros Pueblos del Mar estaban relacionados con los invasores aqueos del norte. Según Phythian-Adams, la solución al misterio de los filisteos tendría que basarse en una revisión de las teorías sobre el país de origen de los aqueos. Teniendo en cuenta que los aqueos se desplazaron hacia el sur en dirección al Peloponeso y los filisteos en dirección sureste hacia Canaán, el país de origen de ambos pueblos podía estar en algún punto del norte de la península balcánica, donde se dividían las rutas terrestres hacia sus respectivos destinos posteriores.

En Yugoslavia, cuando la excavación arqueológica estaba empezando, Phythian-Adams descubrió en las excavaciones de la necrópolis del Bronce Antiguo (Glasinatz) la tumba de un guerrero enterrado con su yelmo, sus grebas, su escudo y su lanza, ítems que se asemejaban a la descripción de la armadura del caudillo filisteo Goliat y con la de los héroes homéricos. Además, el ajuar funerario de Glasinatz incluía varias cráteras y vasijas parecidas a las que ya había descubierto en los estratos filisteos de Ascalón.

En la geografía física de los Balcanes, al norte de las rutas terrestres que llevaban al sur, descubrió varios topónimos antiguos, como Dardania y Sardica, que recordaban los nombres de los derden y los sherden, estos últimos aliados de los filisteos. Concluyó que la cuna de los filisteos se hallaba en un punto de la costa iliria de la península balcánica, donde había visto en mapas geográficos un nombre lingüísticamente similar al nombre egipcio de los filisteos: los pirvstae.

La evidencia reunida por Phythian-Adams llevó a una única deducción que encajaba a los filisteos y los Pueblos del Mar en la Historia arcaica del Egeo, destructores de la cultura minoico-micénica y representantes de la nueva era helena. Así, los filisteos podrían considerarse los primeros europeos de la historia bíblica. Sin embargo, seguían siendo bandidos y piratas históricos, los destructores de una civilización antigua.

Fuentes:

Dothan, Trude; Dothan, Moshe (2002). Tras las huellas de los filisteos. Barcelona: Bellaterra.

CONTRATEORÍA

Walter Abel Heurtley, licenciado por la Universidad de Oxford en la especialidad de arte preclásico, tomó la posesión de su nuevo cargo en el verano de 1920 como director ayudante y bibliotecario en la Escuela Británica de Arqueología, que representaba entonces la delantera de la evolución de la arqueología egea y la de la Edad del Bronce.

El director de la escuela, Alan Wace, tenía permiso del gobierno griego para llevar a cabo excavaciones en Micenas. Durante ese proyecto, Heurtley hizo un descubrimiento que puso en duda algunos de los supuestos históricos acerca del origen y la historia de los filisteos.

Los arqueólogos británicos hallaron un área relativamente intacta de sedimentos en el ala occidental, donde buscaron y encontraron evidencias estratigráficas fiables para poder determinar la fecha y circunstancias de la destrucción de Micenas. Los hallazgos más espléndidos en aquel área aparecieron en una estructura unida a la muralla de la ciudad que Wace llamó el Granero, porque allí, en el suelo del sótano, descubrieron vasijas de almacenamiento intactas llenas de trigo carbonizado.

El Granero había sido destruido durante una intensa guerra que parecía marcar el final de la ocupación del yacimiento. Si las teorías de Evans eran correctas, lo lógico hubiera sido que los cuencos y cráteras con el típico friso «del norte» -que se consideraba la evidencia de la llegada de los invasores aqueos- aparecieran encima del nivel de destrucción. Pero Wace y Heurtley descubrieron que los llamados pueblos del norte (Pueblos del Mar) ya estaban presentes en Micenas mucho antes de que la ciudadela fuera conquistada e incendiada, de manera que no eran intrusos sino fruto de la propia cultura micénica. Además, pese a su aparición  tardía en la secuencia estratigráfica, los hallazgos en el Granero constituían la última evolución cerámica. Cuando Micenas fue destruida, los recipientes con friso ya habían sido totalmente sustituidos por un estilo ornamental más sencillo, al que llamaron Estilo Granero.

Mientras que la popularidad del patrón cerámico filisteo con friso en Micenas y su desaparición antes de su destrucción fue un golpe para la tesis comúnmente aceptada de la implicación filistea en una repentina oleada de invasiones, para Heurtley sólo fue la primera fase del desarrollo de una teoría totalmente nueva sobre los filisteos.

Durante la minuciosa búsqueda arqueológica en Macedonia, Heurtley encontró más pruebas contrarias a la secuencia de acontecimientos establecida, pues descubrió una evidencia que hacía totalmente improbable la conexión de los filisteos y los Pueblos del Mar con los Balcanes. En varios yacimientos encontró señales inequívocas de destrucción de los asentamientos tardomicénicos; pero al igual que en Micenas, en todos los casos la destrucción se había producido después de la aparición de la «Cerámica de Granero». Por este motivo, había que buscar el origen de los filisteos en el seno de la civilización micénica.

En 1932 Heurtley aceptó un puesto en el Departamento Palestino de Antigüedades que le permitió examinar varios hallazgos cerámicos de las ciudades de Filistea. Su análisis demostró que las cerámicas filisteas poseían una estrecha familiaridad con las tendencias artísticas de todo el mundo tardomicénico. Lo más increíble de esa familiaridad era que el estilo tardomicénico sólo se conservaba en Filistea, ya que todas las cerámicas del siglo XII a.C. (tanto las de Grecia continental como de las islas jónicas, de Creta, Rodas y Chipre) habían abandonado la tradición micénica en favor del nuevo Estilo Granero, totalmente ausente en la cerámica filistea.

Con esto, parecía que los filisteos quedaron aislados del resto del mundo egeo por alguna razón aún no explicada, y siguieron produciendo los estilos micénicos mucho tiempo después de que hubieran desaparecido del Egeo.

Fuentes:

Dothan, Trude; Dothan, Moshe (2002). Tras las huellas de los filisteos. Barcelona: Bellaterra.

 

PROCESO DE OCUPACIÓN DE LOS FILISTEOS

La evidencia arqueológica habla en favor de una migración egea al sur levantino en el siglo XII. La ocupación egea no fue un simple episodio de unificación de migración y conquista violenta, como sugiere la inscripción del 8º Año de Ramsés III y las cartas de Ugarit, sino una serie compleja de los procesos de migración más o menos simultáneos y con una gran variabilidad entre los distintos yacimientos de Filistea.

El concepto de Pentápolis, las cinco ciudades-estado de los filisteos y la base de una confederación panfilistea, se basa en las referencias bíblicas, y no hace falta comulgar con la datación temprana de la tradición bíblica para aceptar que el sistema filisteo existió posiblemente incluso desde el primer asentamiento egeo. Existía una división territorial la cual es documentada mediante dos datos. El primer dato es la evidencia de su rango-tamaño en Filistea. Las cinco grandes ciudades filisteas de los siglos XII y XI eran Ashdod, Ascalón, Ekron, Gaza y Gad. Existía unión entre algunas de estas ciudades y los Pueblos del Mar, hecho que demuestra su centralidad en la ocupación territorial de los grupos egeos. El segundo dato procede del Onomasticon de Amenope, compilado hacia el año 1000 a.C., y que refleja una realidad de finales del siglo XII a.C.

La división en comunidades políticas con centros en la Pentápolis vino acompañada de un cambio radical en el patrón de asentamiento durante el periodo de transición del Bronce al Hierro antiguo. Pero la confirmación de la crisis de los asentamientos del siglo XII se materializaría en los grandes centros. De hecho, el único yacimiento que evidencia crecimiento en el siglo XII es Ekron, que llega a ocupar una superficie de unas veinte hectáreas. El crecimiento urbano observado en Ashdod y Ascalón tuvo lugar solo a finales del siglo XI, cuando Ascalón se fortificó por primera vez. Pero previamente, ambas ciudades habían conservado su extensión del Bronce reciente, de entre seis y ocho hectáreas cada una. Y lo mismo se observa en Gad: si la ocupación del Bronce reciente de Gad abarcaba una superficie de entre veintisiete y treinta y cuatro hectáreas, la del siglo XII se habría limitado solo a la parte alta del tell, con una superficie de unas siete hectáreas. Y en el siglo XI creció de forma considerable hasta abarcar una superficie de veintitrés hectáreas.

La incertidumbre sobre la eventual reacción de la población local llevaba a veces a los colonos a elegir un lugar de destino inicial basándose sobre todo en sus capacidades defensivas. Solían seleccionar pequeñas islas o penínsulas en grandes bahías; en el siglo VIII a.C. los eubeos decidieron asentarse en Pitecusa, en la isla de Ischia, en la bahía de Nápoles; los thereos ocuparon la isla de Platea, junto a las costas libias; y los peregrinos del Mayflower se asentaron primero en Provincetown, en Cape Cod. En ocasiones, cuando la interacción con la población indígena se normalizaba, o cuando las relaciones de poder entre inmigrantes y locales eran favorables a los primeros, algunos asentamientos se desplazaban a lugares agrícolas y económicamente mejores.

Estos patrones de asentamiento se notaron en la isla de Motya, en Sicilia. Sin olvidar, por supuesto, que según Tucídides, los fenicios se asentaron en promontorios e islas en torno a Sicilia para poder comerciar con los sikels, y que si ocuparon Motya fue por el peligro externo que suponía el número creciente de colonos griegos. Frente a la idea generalmente aceptada sobre el carácter marítimo y agresivo de los filisteos, resulta sorprendente que el miedo a un ataque exterior, de egipcios u otros, y la necesidad de acceso a puertos protegidos no fueran consideraciones fundamentales a la hora de elegir un lugar donde asentarse. Resulta sorprendente que la mayoría de las ciudades que formaban la Pentápolis, sus migrantes buscaran con más ansia la tierra que el mar. La creación de colonias filisteas fue el resultado de un esfuerzo cooperativo de migrantes y poblaciones cananeas locales aliadas con los recién llegados.

La última prueba del importante rol desempeñado por la población cananea en la fundación de los yacimientos filisteos es el uso ininterrumpidos de topónimos semitas: Gad, Askalón y Ekron. Estos nombres evidencian una clara continuidad del Bronce al Hierro.

Fuentes:

Yasur-Landau, A., 2012. Los Filisteos: La migración egea a finales de la Edad del Bronce. Barcelona. Bellaterra.

https://www.ed-bellaterra.com/uploads/pdfs/LOS%20FILISTEOS.pdf

 

 

ECONOMÍA FILISTEA

Como en todas las civilizaciones, la parte que determina los fundamentos de la civilización filistea, ya sea su culto, sus tradiciones, estilos de vida y moral, es la infraestructura económica. Por tanto, es importante situarnos y estudiar la economía del pueblo filisteo y su contexto.

¿RECOLECCIÓN O PRODUCCIÓN?

Tras la llegada de inmigrantes a las poblaciones de Ascalón, Ashdod y Tel Miqne-Ekron, se produjo un cambio radical en  la cría de animales y la modernización del sistema de subsistencia que los migrantes ya habían introducido anteriormente.  Esto se debe a que los asentamientos filisteos, al relacionarse con los demás migrantes, fusionaron su cultura con las nuevas teorías aprendidas. Pero esta no es la única causa, también podríamos interpretar esta modernización a partir del cambio del patrón de asentamiento entre el sistema cananeo que coexistía en el Bronce reciente en contraste con el nuevo patrón de población dispersa de la Filistea del Hierro antiguo.

A partir de los restos encontrados en diferentes asentamientos, podemos encontrar un cambio en la proporción de cría bovina, porcina y de bóvidos caracterizado por varios fenómenos. Se puede apreciar un incremento de la cría de cerdo a partir de los restos hallados en las dos ciudades más destacadas de la Pentápolis, Ascalón y Tel Miqne-Ekron, al igual que de bóvidos; consecuentemente con una disminución de ovicápridos.

Ashdod, por el contrario, al ser el estrato más antiguo del asentamiento filisteo, muestra un panorama diferente caracterizado por la importancia del pastoreo. Sin embargo, también hay un alto porcentaje de cría de cerdos.

Al tener el aumento de cría porcina como aspecto común en todos los asentamientos, podemos interpretar que esto no es casualidad ni coincidencia, sino que realmente se adhiere a unos hechos, por lo que es menester que investiguemos las causas de esto.

Los investigadores B. Hesse y P. Wapnish exponen diferentes teorías:

  1. En sociedades agropastoriles se encuentra más cría de cerdo que en las sociedades que basan su economía en una agricultura intensiva (normalmente coligada a la cría de vacuno).
  2. La cría de cerdo sirve de indicador del nivel de integración regional en política, pues aparece asociado a la economía rural de subsistencia.
  3. Gracias a la cría de cerdo, se obtienen proteínas más rápidamente, postergando el uso de las reses y ovejas cuando la economía ha madurado.
  4. La carne de cerdo no se considera un producto de lujo, sino que se corresponde con los estratos sociales más bajos.

En definitiva, podríamos decir que la migración fue la creadora del impulso que el pueblo filisteo necesitaba para acabar con sus antiguos sistemas de pastoreo y lanzarse como productor de carne y cría de reses y cerdos, debido a su facilidad para adaptarse estos a las llanuras.

Este impulso se debió a diversos problemas que surgieron en la población: la llegada de nuevos pueblos y nuevas gentes conllevó a la necesidad de conseguir proteínas con más rapidez; además del aumento de la población urbana y la menor integración, que tuvo como consecuencia el menor control de la élite de los mercados y productos cárnicos.

EL ORIGEN DEL CAMBIO

¿Este cambio de modelo económico se dio al azar, o realmente podríamos concretar sobre algún maestro con modelos más avanzados que instruyese al pueblo filisteo?

Ciertamente hay un origen, un pueblo predominante más maduro y evolucionado. A partir de investigaciones, hemos encontrado que los yacimientos de cría de cerdo, oveja y cabra en diferentes asentamientos filisteos guardan similitudes con los encontrados en asentamientos egeos y chipriotas. En teoría, existen dos importantes razones que explicarían esta similitud:

  1. Si nos apoyamos en la explicación difusionista, podemos comprobar que los migrantes egeos, basándonos en diversos yacimientos, trajeron de sus lugares de procedencia su modelo de economía que exportarían al pueblo filisteo.
  2. Si nos apoyamos, por el contrario, en la explicación evolucionista, podemos observar que unas estructuras socioeconímicas similiares también arrojarían porcentajes similares. Es decir, las condiciones del proceso de ocupación y la estructura social de Filistea se habrían acercado a las estructuras de otros yacimientos egeos.

Mientras que los yacimientos cretenses de Knossos y Kommos son los más alejados de los porcentajes de cría de Filistea (siendo incluso más equilibrados los del Egeo), la ciudad que presenta una proporción casi idéntica a Filistea es Tirinto, debido al empleo de una producción no palacial, según  Halstead.

Esta tesis que sustenta que los migrantes egeos introdujeron grandes innovaciones en el modelo económico filisteo se ve comprobado también si observamos los cambios sufridos en el cultivo de plantas, específicamente, en la introducción de algarrobas, originarias de la población egea. Se ha descubierto que en el Hierro I se produjo un intensivo cultivo de esta planta en Filistea, lo que ha despertado un gran interés en los investigadores, pues los granos de esta planta pueden llegar a ser venenosos, teniendo que haber aprendido a prepararlos para que llegaran a ser aptos para el consumo.

INTERCAMBIO DE CULTURAS: COMERCIO O CASUALIDAD

Durante el siglo XII presenciamos que en Filistea existe una ausencia de objetos importados, además de que hay poca presencia de conexiones con Chipre.  Podemos interpretar, de otro modo, que Filistea y Chipre, debido a la semejanza material de los objetos encontrados, fueron ocupadas por migrantes egeos (o incluso por gentes del mismo origen).

Sin embargo, se han encontrado en Chipre diferentes objetos levantinos: ánforas encontradas en Maa-Paleokastro, procedentes del centro-sur levantino, que llegaron gracias a la existencia de contactos comerciales con el Levante durante todo el siglo XIII.

Además, algunas ánforas halladas en Filistea pudieron llegar a los puertos del norte a partir del comercio regional, para ser luego enviadas a Chipre (junto con otros bienes levantinos). Cabe destacar que las cosas comenzarían a cambiar a finales del siglo XII y mediados del XI, cuando en Filistea aparecen diferentes objetos de procedencia chipriota, sobre todo de producción local.

A partir de estos hechos, Sherratt (1998) interpreta este intercambio de cultura material como comercio. No obstante, casi no se han encontrado agregados comerciales chipriotas, por lo que esta teoría sería descartada. Habría que sobreentender la presencia de un pequeño contingente chipriota en la migración egea contemporánea a finales del siglo XII y principios del XI.

Pero la idea de un comercio regional no queda descartada del todo, pues aunque sean datos débiles los que nos han llegado, son muy relevantes. Por ejemplo, se han podido detectar dentro de los límites de Filistea unos vestigios de cerámica fina fabricada en distintos lugares a los del lugar del hallazgo.

El comercio de cerámica bicroma y lisa se intensificó notablemente a finales del XII, como se muestra en el origen de los conjuntos de Tel Miqne-Ekron, Ashdod, Tell Qasile (que se pudo expandir notablemente gracias al río Yarkón),…

El punto focal de este comercio en la región era el gran terraplén de Tell el-Sultan y las vías de confluencia de toda la región más importantes se encontraban en el norte: junto a Ashdod, la desembocadura del río Lachish, que pudo utilizarse como fondeadero o ruta hacia las montañas del sur de Judea; y en el sur: junto a Gaza, el valle del Besor, que posibilitaba la conexión entre el Mediterráneo y las ciudades de Tell el-Farah y Tell-Jemmeh.

EL OIKONOMOS FILISTEO

A partir de todos estos datos procedentes de diferentes investigaciones, podemos datar que la economía persistente en Filistea en el siglo XII se basaba principalmente en la agricultura intensiva, mientras que el débil comercio existente en aquella época tendría una importancia mucho menor.

Los granjeros que vivían en las ciudades fundamentalmente se dedicaban mayoritariamente a la cría de cerdo, con motivo de la fácil y rápida fuente de proteínas que aportaban estos animales. Sin embargo, también tenía gran importancia la cría de vacuno extensiva. Además, pudieron enriquecer  su dieta con las nuevas legumbres que habían obtenido de los inmigrantes.

La actividad económica se circunscribió a los límites políticos de Filistea, por lo que apenas hubo comercio a larga distancia o internacional, ni una implicación de los soberanos que repartieran el excedente entre la población. No obstante, no se descarta que los aristócratas recibieran mejores porciones de tierra o témenos (en la Antigua Grecia se designaban así a los terrenos delimitados y consagrados a un dios).

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Mapa de la situación de Filistea

Fuentes: 

Yasur-Landau, A., 2012. Los Filisteos: La migración egea a finales de la Edad del Bronce. Barcelona. Bellaterra.

Dothan, T. y Dothan, M., 2002. Los Pueblos del Mar: Tras las huellas de los filisteos. Barcelona: Bellaterra.

Hesse, B. y Wapnish, P., 1997. The Archaeology of Israel: Constructing the Past, Interpreting the Present, Sheffield, pp. 238-270.

Halstead, P., 1992. <> PCPS 38, pp. 57-86.

http://diariojudio.com/opinion/los-filisteos-un-pueblo-del-mar/1997/

SÍLABAS SIN TINTA

ESCRITURA Y ADMINISTRACIÓN FILISTEA

La sociedad filistea emergió del mundo egeo del siglo XII, que era una civilización posalfabetizada. Además, como consecuencia de la caída del sistema palacial minoico, la escritura lineal B y el sistema administrativo desaparecieron.

Debido a esto, no se han encontrado en Filistea textos en lineal B, que es el sistema de escritura heredado del griego micénico, el cual precedió a la lengua griega y consistía en signos silábicos. La escritura aparece en Filistea una o dos generaciones más tarde, en consecuencia de un aumento de la complejidad social y política, siendo un principio de necesidad.

No obstante, la emigración egea a Chipre aproximó a los filisteos a la escritura chiprominoica y, en consecuencia, a las tradiciones chipriota y levantina que componían el cilindro-sello y el sello-estampilla.

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Tablilla MY Oe 106, encontrada en Micenas en la «casa del vendedor de aceite», de circa 1250 a.C. Museo Arqueológico Nacional de Atenas, Tablilla 7671.

LAS TABLILLAS

¿Y esto como lo sabemos? ¿Cómo lo comprobamos? En Filistea, a pesar de su época tan pretérita en comparación con la nuestra, se han encontrado dos inscripciones lineales con apenas un par de signos, pero nos sirven perfectamente para apoyar las anteriores teorías sobre el origen de la escritura en esta civilización.

Ambas tablillas datan del siglo XI a.C. La primera inscripción se encontró en las excavaciones llevadas a cabo en Ascalón y se trata de un pequeño dipinto rojizo procedente de un fragmento que corresponde a una ánfora de almacenaje, por lo que podemos comprobar que la escritura se usaba principalmente como medio de administración.

La segunda inscripción se encontró en Aphek y es una pequeña tablilla de arcilla, de escritura lineal, y según el dibujo hecho a pluma por los investigadores Kochavi y Beck, podemos intuir posibles signos numerales, por lo que se trataría de una tablilla de uso económico.

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SELLOS E IMPRONTAS DE SELLO

Pero a la escritura también podríamos otorgarle otras funciones si observamos otro método que utilizaban como base para las inscripciones: los sellos e improntas de sello, que servirían para identificar al poseedor, a la familia de la que procedía, a sus antepasados, etc… Por tanto, podemos emparejar este significado del sello con los sellos cilíndricos encontrados en el periodo de Uruk.

En definitiva, no hay evidencia que demuestre que los filisteos sabían leer y escribir cuando llegaron, pero sí podemos estar seguros de que desarrollaron la escritura en consecuencia de la complejidad social de Filistea y la necesidad de tener un sistema uniforme de administración, adoptando las tradiciones de cananeos y chipriotas.

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Fuentes: 

Yasur-Landau, A., 2012. Los Filisteos: La migración egea a finales de la Edad del Bronce. Barcelona. Bellaterra.

https://es.wikipedia.org/wiki/Idioma_filisteo

http://www.palestinalibre.org/articulo.php?a=3742

Kochavi, M. y Beck, P., 1990. The Egyptian Governor’s Residence and Its Finds (Israel Museum Catalogue 312), Jerusalén.

LA EXCAVACIÓN DE ASHDOD

Todos los yacimientos excavados en torno a la costa de Canaán parecían mostrar una ruptura sistemática de la ocupación a finales de la Edad del Bronce. En Ascalón, una de las cinco ciudades filisteas, Mackenzie observó en 1911 un grueso nivel de ceniza, que suponía un cambio de cultura: la cerámica filistea se hallaba por encima del nivel de destrucción. En Tell Qasile se evidenciaban también grandes cambios provocados por los filisteos.

A su vez, contamos con los relieves del templo egipcio de Medinet Habu de Ramsés III, que representan una lucha entre filisteos y egipcios. Este acontecimiento, datado a principios del siglo XII a.C., sirve para fechar el final de la Edad del Bronce, así como el primer asentamiento filisteo.

Sin embargo, en la fortaleza egipcia de Tel Mor, cercana a la filistea ciudad de Ahsdod, los tipos cerámicos parecían indicar que el final de los egipcios era anterior y se remontaba al momento de la primera invasión de los Pueblos del Mar, en tiempos de Merneptah. Aunque no se sabe con seguridad la identidad de los agresores de esta ciudadela, ya que aparecían entonces también  los primeros asentamientos israelitas, se confirma el ambiente turbulento de aquel momento histórico. A finales del siglo XIII a.C., la fortaleza estaba en ruinas. Poco después vuelve a levantarse, con asentamiento egipcio todavía. El descubrimiento más desconcertante era la ausencia total de evidencia arqueológica de un nuevo grupo, lo que cuestionaba la creencia de que ya en tiempos de Ramsés III, los filisteos habían arrasado las ciudades de la costa meridional de Canaán y ocupado la metrópolis de Ashdod.

El fin de la presencia egipcia y la llegada de los filisteos tiene lugar un siglo después de Ramsés III. La ciudad portuaria, en la que ya no se comerciaba, debido a la decadencia de las relaciones internacionales, era ahora una aldea agrícola filistea. El enigma que se plantea ahora es la identidad de los primeros invasores que destruyeron la fortaleza egipcia.

Según Moshe Dothan, el único yacimiento capaz de responder a estas preguntas era la ciudad de Ahsdod, una de las cinco capitales originales de los filisteos, que arrojaría luz sobre la transición del Bronce Final a la Edad de Hierro.

La última mención de Ashdod aparecía en los registros de la iglesia del siglo V d.C., cuando el obispo de la ciudad participó en los debates teológicos del Concilio de Calcedonia. Tras la conquista musulmana de Palestina en el 638 d.C., Ashdod se menciona fugazmente en las obras de cartógrafos árabes y en las crónicas europeas de las Cruzadas. En la Edad Media es una simple posta de caravanas.

El grupo de arqueólogos de Moshe Dothan, encontró restos cerámicos del Bronce Final idénticos a los de Tel Mor, así como de la época helenística, romana y bizantina.

A lo largo de siete campañas de excavación se descubrieron veintitrés niveles urbanos superpuestos, que permiten reconstruir la historia del auge y declive de la ciudad de forma continua.

Aunque se encuentran restos del Bronce Antiguo, es más probable que no existiera antes del Bronce Medio, cuando la ciudad estaba bajo influencia egipcia. La ciudad fue destruida completamente en el siglo XIII a.C., y reconstruida por uno de los Pueblos del Mar. A finales del siglo XIII a.C., ya era filistea.

La «cerámica de Ashdod» es un indicio de la existencia de una cultura filistea coherente en la costa cananea.

Asiria y Babilonia no afectaron sólo a Israel, sino que su emergencia fue también catastrófica para los filisteos. Tras el eclipse político y militar provocado por el rey de Israel, David (hacia 980 a.C.), los filisteos cesaron su expansión y vivieron cuatro siglos de desastres militares, descritos en textos asirios, babilónicos y en los textos de los profetas hebreos. A partir de ese momento, ya no supusieron una amenaza para el reino de Judá.

Una puerta de estilo «salomónico» fue encontrada en los yacimientos de la ciudad. Esto podía reflejar el control israelita sobre la costa y, muchos años después del colapso del reino de Salomón, la puerta siguió siendo uno de los principales puntos defensivos de Ashdod. Parece ser que doscientos años después de Salomón, se produjo un renacimiento filisteo en Ashdod, con una vuelta a la plena independencia, al control principal de las rutas costeras y a su rol en el comercio marítimo del Mediterráneo oriental,  completamente ausente en los relatos bíblicos del período.

Estos hallazgos suponen que el control israelita sobre los filisteos fue tan sólo temporal y que tras la división de la Monarquía Unida en Judea e Israel, los filisteos resurgieron como un poder comercial.

Más adelante, en torno al 750 a.C., el rey Ozías, de Judea, se enfrentó a Filistea y destruyó las murallas de Gab, Jabneh y Ashdod, como refiere la Biblia (2 Crónicas 26:6) y los hallazgos arqueológicos.

La ciudad de Ashdod tuvo que hacer frente muy pronto a un enemigo mucho más peligroso: Asiria, con Sargón II, destruyó Ashdod en el 712 a.C. La ciudad había iniciado ya antes una revuelta (algunas inscripciones se encontraban en Nimrud, capital asiria destruida recientemente por el ISIS), que fue reprimida definitivamente por Sargón II. Tras ello, la ciudad contó con una cierta independencia a condición de unos pagos tributarios pactados con los reyes asirios, pero más volvió a gozar de una independencia plena.

Se han encontrado restos a un metro de la superficie (el más importante una estructura de doce salas), relacionados con las ceremonias de culto durante esta dominación asiria. Parece ser que en el siglo VIII a.C. aquello era un santuario filisteo. Al parecer, toda la estructura estaba al servicio de un barrio industrial fortificado de la ciudad.

Se encontraron también dos grandes enterramientos colectivos, con masas de huesos que presentaban síntomas de violencia. En el primero, unos cuarenta y cinco individuos. En el segundo, cientos de esqueletos desmembrados. Era evidente que la ciudad de Ashdod había sufrido una masacre a finales del siglo VIII a.C., seguramente durante la conquista de Sargón II. Los supervivientes de la ciudad habían sido forzados a trasladarse encima del osario.

En la excavación se encontró una piedra de basalto negro, que formaba parte de una estela asiria de Sargón II que relataba sus proezas y victorias, pero no hacían referencia a la rebelión de Ashdod. Más tarde, descubrieron otro fragmento, que parecía referirse, ahora sí, a dicha rebelión.

Todos estos descubrimientos sobre el período asirio, además de la conquista asiria mencionada en Isaías, permitieron reconstruir el final violento de un largo período de control filisteo de la ciudad-estado de Ashdod.

Según las Historias de Heródoto, en esa época la ciudad de Ashdod (en griego Azotos), tenía una dudosa reputación que podría explicar su declive. Explica que el rey egipcio Psamético (gobernó entre 663 y 609 a.C.), dedicó veintinueve años al asedio y conquista de Ashdod y que esta ciudad resistió más tiempo que ninguna otra que él conociera.

Nabucodonosor, rey babilónico, conquistó Filistea hacia el 600 a.C., y un siglo después Zacarías anunciaba que los enemigos tradicionales de Israel (los filisteos) habían sido humillados y que un pueblo mestizo habitaría la ciudad.

La importancia comercial que tuvo la ciudad durante las Edades del Bronce y del Hierro se renovó tras la conquista de Alejandro Magno de todo el Próximo Oriente (332 a.C.). En el período helenístico algunas de las prácticas filisteas, como el culto al dios Dagón, se conservaron.

Fuentes:

Dothan, Trude; Dothan, Moshe (2002). Tras las huellas de los filisteos. Barcelona: Bellaterra.

EL CEMENTERIO DE ASCALÓN

Fuera de las murallas de Ascalón, una de las cinco ciudades de la pentápolis filistea (Ascalón, Asdod, Ecrón, Gat y Gaza), actual ciudad israelita, fue descubierto recientemente un cementerio filisteo. Se trata de un hallazgo de gran importancia, pues es probable que permita estudiar el enigmático origen de este pueblo.

El intento de expansión de los filisteos desde el suroeste de Canaán supuso un choque con Israel, como se extrae de las fuentes bíblicas. En resumen, Goliat, gigante del ejército filisteo, asedió durante cuarenta días a los israelitas, hasta que fue derrotado por David, monarca (históricamente real) que además unificó el reino de Israel.

Pero esta no es más que la historia contada por los vencedores, los israelitas. El reciente descubrimiento del cementerio de Ascalón, datado entre los siglos XI y VIII a.C., que contiene unos 200 individuos, dará a los arqueólogos la oportunidad de responder a esas cuestiones determinantes sobre el origen del pueblo filisteo y su asimilación por la cultura local, además de dar voz al pueblo vencido.

Desde 1985 la Expedición Leon Levy, dirigida por Lawrence E. Stager, Profesor emérito de arqueología israelita en la Universidad Harvard y Daniel M. Master, Profesor de arqueología en Wheaton College, ha llevado a cabo grandes excavaciones en la ciudad de Ascalón.

Daniel M. Master dice: “Después de décadas de estudiar lo que los filisteos nos habían dejado, nos hemos finalmente encontrado cara a cara con ellos. Con este descubrimiento estamos más cerca de descifrar los secretos de sus orígenes”.

El último día de las excavaciones de 2013, fue descubierto el cementerio, que comenzó a excavarse intensamente en 2014.

Estas son las palabras de Adam Aja, arqueólogo de la Expedición Leon Levy: “Nunca antes habíamos encontrado filisteos en una ciudad filistea. Sabíamos que podía haber restos por ahí, pero nadie los había encontrado antes. Hemos descubierto el núcleo principal. Ahora sabemos que se trata de Filistea y que así era como enterraban a sus muertos. Es como un libro que nos permitirá decodificar todo lo que nos rodea.”

Hasta entonces, habían sido propuestas distintas teorías sobre las prácticas funerarias filisteas: algunos, como los personajes de la Ilíada de Homero, pensaban que los filisteos eran cremados. Otros los conectaban con las prácticas egipcias. Aunque existen cementerios filisteos descubiertos con anterioridad, el de Ascalón es el primero encontrado en el núcleo de Filistea. Todas las sepulturas y prácticas funerarias filisteas anteriores tendrán que ser reevaluadas tras los descubrimientos de Ascalón.

En definitiva, los estudios arqueológicos y biológicos pueden darnos una mejor imagen del legado filisteo, el periodo de uso del cementerio y la relación entre la población de Ascalón con otros grupos étnicos.

Aunque el cementerio fue hallado en 2013, su descubrimiento no fue anunciado hasta julio de 2016. 

En este enlace encontrarás un vídeo sobre la excavación del cementerio con el arqueólogo Adam Aja: Se halla un cementerio filisteo

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Esqueleto del cementerio filisteo, fechado en el siglo X o IX a.C. Foto: Tsafrir Abayov / Leon Levy Expedition
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Cráneo del siglo X o IV a.C. hallado en el cementerio filisteo de Ascalón. Foto: Tsafrir Abayov / Leon Levy Expedition

Fuentes: 

Revista National Geographic: Descubren por primera vez un cementerio filisteo, en la ciudad israelí de Ascalón

Revista National Geographic: Descubren cementerio que podría esclarecer la historia de los filisteos

Web oficial de la Expedición Leon Levy

Biblical Archaeology Society

 

 

LA VERDADERA NECRÓPOLIS FILISTEA

El caso de Azor (principios de 1958) nos provee de la clave fundamental sobre nuestra investigación acerca de los filisteos. Aunque jamás se habían producido excavaciones en Azor (pequeña ciudad junto a la vieja carretera que va desde Tel Aviv a Jerusalén), sí que se mantuvo presente en la Septuaginta de Josué [19:45] como una ciudad situada en el territorio de la tribu de Dan y se convertiría más adelante en un punto de confluencia estratégica con la Vía Maris.

En el siglo VII a.C. fue conquistada y destruida por el rey asirio Senaquerib en su campaña contra Filistea. Las ruinas de la fortaleza de la época de las Cruzadas, el Château des Plains, todavía se erigían en la cima del antiguo tell en pleno centro de la actual Azor. Sin embargo, el continuo saqueo clandestino de “aficionados” constituía la pérdida de un patrimonio hegemónico (desaparición de vasos de cerámicas que terminarían en colecciones privadas de Israel y del extranjero) y una vez en manos privadas dejaban de existir para la investigación arqueológica.

A tenor de la cantidad y la calidad de la cerámica y de otros objetos, seguramente ofrendas funerarias, la antigua necrópolis de Azor poseía una de las mayores riquezas descubiertas en Israel. La necrópolis estuvo ocupada de forma ininterrumpida durante miles de años. Entre ítems excavados ilegalmente había muchos osarios, o urnas oicoformes de arcilla del período Calcolítico que nos abastecen de una visión clara de las costumbres del país durante el IV milenio a.C. Se encontraron también escarabeos egipcios, ánforas de la Edad de Bronce, importaciones chipriotas y micénicas.

La influencia filistea era grandiosa y con ejemplos de vasijas de cerámica podemos vislumbrar claramente la mezcla de influencias micénicas, egipcia y cananea típica de la primera fase de la evolución cultural filistea, con la típica flor de loto egipcia flanqueada con dos aves filisteas de exquisita ejecución.

Los únicos enterramientos filisteos encontrados hasta el momento eran los yacimientos de Bet Shean, Tell el-Farah y Lachish. En Azor se encontraron enterramientos filisteos nunca antes conocidos. En los yacimientos conocidos, los restos de los fallecidos se encontraban mezclados unos con otros de la comunidad filistea, hecho que prueba que se primaba más por la mezcla progresiva con los restos de los ancestros de la comunidad. Sin embargo, en Azor, los filisteos eran enterrados de forma individual, cuya práctica era común en todo el mundo Egeo y coincide con la aparición de la cerámica filistea.

Durante todo el Bronce Final, tanto en el Egeo como el Mediterráneo oriental, los enterramientos colectivos mandaban, el tholoi (cultura micénica) no es más que un ejemplo de los más elaborados. No obstante, debido al colapso de la red comercial micénica y del sistema palaciego que la sustentaba, los enterramientos colectivos empezaron a caer en desuso. En el siglo XII a.C. el enterramiento individual se convirtió en el rito aceptado en todo el mundo egeo. Por tanto, aunque los enterramientos en Canaán durante la Primera Edad de Hierro seguían las costumbres de tumbas familiares, en Azor se estaría reflejando la emergencia de las nuevas prácticas sociales y religiosas que estaban empezando a transformar a la civilización egea.

Se realizaron estudios para evaluar la procedencia de los huesos de las tumbas. La Dra. Denise Ferembach promulgó que el rasgo más sobresaliente de la muestra de cinco cráneos que analizó era su enorme diversidad. Dos de ellos presentaban características braquicefálicas de Asia Menor. Uno era de tipo alpino de Europa central. Una mandíbula pertenecía a otro tipo braquicéfalo de un subgrupo intermedio. Y el último cráneo presentaba características mixtas mediterráneas y braquicéfalas. La conclusión fue que aunque la muestra era ridícula, dejaba claro que los filisteos eran un grupo heterogéneo.

Tras aumentar el radio de expedición en Azor encontramos en la parte occidental del Valle de Asdralón enterramientos que recordaban a la práctica hitita, descubierta en Alishar Huyük, en las tierras altas de Asia Menor. El hallazgo más sorprendente fue una gran estructura de piedra que contenía un gran pithos, o jarra de barro, rodeado de recipientes más pequeños y en su interior lleno de ofrendas. Y debajo de ese estrato de ofrendas se encontraban los restos carbonizados de un adulto y un niño.

La práctica de incineración era un tema controvertido en la arqueología mediterránea. Y con nuestro estudio hemos podido comprobar que esta costumbre parecía no tener su origen en las invasiones indoarias sino en la asimilación de nuevas ideas religiosas procedentes de Asia Menor. Por lo tanto, podemos entender la incineración como un reflejo de los desarrollos religiosos que emergieron no antes del siglo XI a.C., más de cien años después de la migración filistea.

La estrecha coincidencia entre la forma cerámica y el método de enterramiento en regiones tan alejadas entre sí sugería que tal vez los filisteos compartieron sino todos, al menos algunos aspectos de su cultura con otros Pueblos del Mar, sobre todo con los danuna.

Fuentes:

Dothan, T. y Dothan, M., 2002. Los Pueblos del Mar: Tras las huellas de los filisteos. Barcelona: Bellaterra.

pendientedemigracion.ucm.es/info/hebrea/BA1.DOC

 

LOS FILISTEOS EN LAS FUENTES ANTIGUAS

La trascendencia y complejidad del pueblo filisteo es indiscutible, pero no somos los únicos que lo piensan y han estado interesados en descubrir más sobre este enigmático pueblo, de hecho, ya en la Época Clásica y en el Egipto de finales del Segundo Milenio antes de la Era, encontramos indicios de deseo de conocimiento sobre el origen y cultura del mencionado pueblo.

Concretamente, alrededor del siglo V-VI d.C. podemos destacar, dentro de la obra Ethinika (la cual, aunque no se conserva en su totalidad, ha sido de gran ayuda dentro del entendimiento del léxico de la época) de Esteban de Bizancio, algunas referencias a Gaza (zona ocupada por los filisteos), que también conocemos, señala el autor, como Minoa, nombre que relacionamos con el rey Minos de Creta, ciudad de la cual podemos destacar su santuario a Zeus Marnas  «nacido en Creta».

Además, también en relación con Ethinika, Esteban de Bizancio destaca la importancia de la ciudad filistea de Ascalón, que según  el historiador Janto de Lidia fue fundada por Ascado, que al ser natural de la región de Lidia, indicaría un posible origen anatolio de los flisteos.

Aunque todo esto, por supuesto, son tan solo conclusiones que podemos sacar de las fuentes clásicas, que no son precisamente numerosas.

En cuanto a las fuentes egipcias, algo más concretas que las clásicas,  cabe destacar la presencia de los peleset (denominación hebrea para los filisteos) en numerosos relieves de la época del faraón Merneptah, concretamente en el templo de Ramsés III en Medinet Habu.

En estos relieves, en primer lugar, los describen como un pueblo organizado en forma de pentápolis que participaría en los ataques realizados contra Egipto por parte de los Pueblos del Mar. Podemos distinguir, además, dos distintos intentos de conquista por parte de estos pueblos como conjunto organizado, un primer ataque alrededor del 1190 a.C. , donde los «pueblos del norte», en un intento por conseguir nuevas zonas de asentamiento intentaron ocupar Egipto y Canaán mediante ataques por tierra y mar (cabe destacar su gran dominio de la tecnología naval, es por esto por lo que suponemos que su procedencia tendría relación con la zona del Egeo y las islas ahí presentes), sin embargo sus intentos resultaron inútiles y algunos de ellos, entre los que, según el Onomasticon de Amenope, encontramos a los filisteos, quedaron relegados a ser vasallos del faraón en la zona de Canaán. Es esto último lo que más interés nos suscita, puesto que podemos suponer que es esta la razón por la cual posteriormente los hebreos localizarían aquí a los filisteos. Sin embargo, más allá de su situación geográfica posterior a los enfrentamientos contra los egipcios, no podemos especificar con certeza más que se encontraban entre el Egeo y la zona de Anatolia.

En los relieves también se especifica un segundo ataque alrededor del 1230 a.C. en el que participarían los filisteos, en esta ocasión con el fin de hacerse con el control del Delta del Nilo. Sin embargo, una vez más, el poder egipcio fue superior al de los Pueblos del Mar y lograron evitar las invasiones, aunque después de este suceso los egipcios caerían en decadencia dejando atrás su hegemonía y gran poder alcanzado anteriormente.

En conclusión, si bien es cierto que las fuentes egipcias son más concretas y específicas a cerca del pueblo filisteo que las clásicas, tampoco nos sirven para identificar por completo su ubicación de origen, aunque sí nos da explicación al hecho de que posteriormente en la Biblia los hebreos les sitúen en la zona de Canaán y clarifica un poco más nuestra visión sobre este enigmático pueblo.

Fuentes:

Nelson, H. H. y The Epigraphic Survey, 1932. Later Historical Records of Ramses III: Plates 50-130. Chicago: University of Chicago Press.

Sandars, N. K., 2005. Los Pueblos del Mar: Invasores del Mediterráneo. Madrid: Oberon.

Dothan, T. y Dothan, M., 2002. Los Pueblos del Mar: Tras las huellas de los filisteos. Barcelona: Bellaterra.
Dothan, T., 1989, “The Arrival of the Sea Peoples: Cultural Diversity in Early Iron Age Canaan”, en Recent Excavations in Israel: Studies in Iron Age Archaeology, editado por S. Gitin y W. G. Dever.
Dothan, M., 1989, “Archaeological Evidence for Movements of the Early Sea Peoples in Canaan”, en Recent Excavations in Israel: Studies in Iron Age Archaeology, editado por S. Gitin y W. G. Dever. Annual of the American Schools of Oriental Research 49, 59-70.