EL ORIGEN DEL PUEBLO

Los filisteos, un pueblo de la Antigüedad, son definidos como el enemigo de los israelitas, bárbaros y materialistas (Diccionario de uso del español, María Moliner). Los documentos más antiguos que hacen referencia a este pueblo histórico son los documentos egipcios sobre los Pueblos del Mar. Las migraciones de estos pueblos a finales de la Edad de Bronce dieron origen a los filisteos. De acuerdo a estas fuentes egipcias, la primera oleada migratoria fue encabezada por los aqueos (ekwesh) y en la segunda ya participaron los filisteos, llamados peleset.

Ambos grupos de los Pueblos del Mar, tras su enfrentamiento con los egipcios, se establecieron, a partir del siglo XII a.C., en la costa suroeste de Canaán, en la región de la actual Franja de Gaza (Palestina), desde donde se extendieron al norte hasta casi la actual Tel Aviv (Israel). Aquí, la cultura original de los filisteos -una cuestión, por cierto, polémica- empezó a parecerse a la de cananeos y hebreos.

Fuentes:

Alvar, Jaime (1989). Los pueblos del mar y otros movimientos de pueblos a fines del II milenio. Historia del mundo antiguo. Madrid: Akal.

Bravo, Gonzalo (1998). Historia del mundo antiguo. Una introducción crítica. Madrid: Alianza Editorial.

Dothan, Trude; Dothan, Moshe (2002). Tras las huellas de los filisteos. Barcelona: Bellaterra.

LOS FILISTEOS EN LAS FUENTES ANTIGUAS

La trascendencia y complejidad del pueblo filisteo es indiscutible, pero no somos los únicos que lo piensan y han estado interesados en descubrir más sobre este enigmático pueblo, de hecho, ya en la Época Clásica y en el Egipto de finales del Segundo Milenio antes de la Era, encontramos indicios de deseo de conocimiento sobre el origen y cultura del mencionado pueblo.

Concretamente, alrededor del siglo V-VI d.C. podemos destacar, dentro de la obra Ethinika (la cual, aunque no se conserva en su totalidad, ha sido de gran ayuda dentro del entendimiento del léxico de la época) de Esteban de Bizancio, algunas referencias a Gaza (zona ocupada por los filisteos), que también conocemos, señala el autor, como Minoa, nombre que relacionamos con el rey Minos de Creta, ciudad de la cual podemos destacar su santuario a Zeus Marnas  «nacido en Creta».

Además, también en relación con Ethinika, Esteban de Bizancio destaca la importancia de la ciudad filistea de Ascalón, que según  el historiador Janto de Lidia fue fundada por Ascado, que al ser natural de la región de Lidia, indicaría un posible origen anatolio de los flisteos.

Aunque todo esto, por supuesto, son tan solo conclusiones que podemos sacar de las fuentes clásicas, que no son precisamente numerosas.

En cuanto a las fuentes egipcias, algo más concretas que las clásicas,  cabe destacar la presencia de los peleset (denominación hebrea para los filisteos) en numerosos relieves de la época del faraón Merneptah, concretamente en el templo de Ramsés III en Medinet Habu.

En estos relieves, en primer lugar, los describen como un pueblo organizado en forma de pentápolis que participaría en los ataques realizados contra Egipto por parte de los Pueblos del Mar. Podemos distinguir, además, dos distintos intentos de conquista por parte de estos pueblos como conjunto organizado, un primer ataque alrededor del 1190 a.C. , donde los «pueblos del norte», en un intento por conseguir nuevas zonas de asentamiento intentaron ocupar Egipto y Canaán mediante ataques por tierra y mar (cabe destacar su gran dominio de la tecnología naval, es por esto por lo que suponemos que su procedencia tendría relación con la zona del Egeo y las islas ahí presentes), sin embargo sus intentos resultaron inútiles y algunos de ellos, entre los que, según el Onomasticon de Amenope, encontramos a los filisteos, quedaron relegados a ser vasallos del faraón en la zona de Canaán. Es esto último lo que más interés nos suscita, puesto que podemos suponer que es esta la razón por la cual posteriormente los hebreos localizarían aquí a los filisteos. Sin embargo, más allá de su situación geográfica posterior a los enfrentamientos contra los egipcios, no podemos especificar con certeza más que se encontraban entre el Egeo y la zona de Anatolia.

En los relieves también se especifica un segundo ataque alrededor del 1230 a.C. en el que participarían los filisteos, en esta ocasión con el fin de hacerse con el control del Delta del Nilo. Sin embargo, una vez más, el poder egipcio fue superior al de los Pueblos del Mar y lograron evitar las invasiones, aunque después de este suceso los egipcios caerían en decadencia dejando atrás su hegemonía y gran poder alcanzado anteriormente.

En conclusión, si bien es cierto que las fuentes egipcias son más concretas y específicas a cerca del pueblo filisteo que las clásicas, tampoco nos sirven para identificar por completo su ubicación de origen, aunque sí nos da explicación al hecho de que posteriormente en la Biblia los hebreos les sitúen en la zona de Canaán y clarifica un poco más nuestra visión sobre este enigmático pueblo.

Fuentes:

Nelson, H. H. y The Epigraphic Survey, 1932. Later Historical Records of Ramses III: Plates 50-130. Chicago: University of Chicago Press.

Sandars, N. K., 2005. Los Pueblos del Mar: Invasores del Mediterráneo. Madrid: Oberon.

Dothan, T. y Dothan, M., 2002. Los Pueblos del Mar: Tras las huellas de los filisteos. Barcelona: Bellaterra.
Dothan, T., 1989, “The Arrival of the Sea Peoples: Cultural Diversity in Early Iron Age Canaan”, en Recent Excavations in Israel: Studies in Iron Age Archaeology, editado por S. Gitin y W. G. Dever.
Dothan, M., 1989, “Archaeological Evidence for Movements of the Early Sea Peoples in Canaan”, en Recent Excavations in Israel: Studies in Iron Age Archaeology, editado por S. Gitin y W. G. Dever. Annual of the American Schools of Oriental Research 49, 59-70.

LA BIBLIA Y LOS PUEBLOS DEL MAR

Mucho se ha hablado de las supuestas incoherencias entre los relatos bíblicos y las fuentes históricas que hacen referencia al origen, comportamiento y características de los filisteos.

Ya en el siglo XIX, traducirá DeRouge (que anteriormente interpretó y tradujo numerosos relieves del Templo de Ramsés III por los cuales conocemos la que él señala fue de las últimas oleadas de ataques de los Pueblos del Mar contra Egipto en 8º reinado de Ramsés III, la Batalla del delta del Nilo, representada en relieves que, por cierto, hasta las investigaciones y conclusiones de Jean Français Champollion se pensaba representaba a Sasostris luchando contra los pueblos de la India) una serie de textos y relieves en los que expondrá que una de las ciudades mencionadas en estos, Djahi, se corresponde con lo que en la Biblia llaman la zona de Canaán.

Esta será la primera relación establecida entre los relatos bíblicos y las representaciones egipcias. De hecho, en ese momento toda teoría de tales connotaciones fue rechazada por los intelectuales y estudiosos del mundo clásico y bíblico, que sostenían la imposibilidad de una relación de un pueblo como los filisteos (que defendían procedían de la zona de Canaán) con el resto de los pueblos de la zona del Egeo, responsables de la oleada de ataques al Mediterráneo alrededor del 1200 a.C.

Sin embargo, dos alumnos de DeRouge, François Chabas y Gaston Maspero, llegarán a una tesis  que marcará un antes y un después a la hora de comprender la relación Biblia-Pueblos del Mar. Tras investigar la Biblia y numerosos textos y relieves de la época, llegaron a la conclusión de que cuando en los textos bíblicos se menciona que los filisteos vienen desde «la costa de Caftor», se refieren a la isla mediterránea de Creta, que casualmente ocupa una posición geográfica muy cercana a la que se sitúa el posible origen del resto de los Pueblos del Mar. Defendieron también la idea de que tras los ataques a Egipto en el año 1191 (8º reinado de Ramsés III) los filisteos, al haber sido totalmente derrotados, habrían quedado establecidos en la zona de Canaán al servicio de Ramsés III como vasallos. Es por esto que seguramente las fuentes bíblicas les den como origen Canaán, aunque según lo expuesto anteriormente en realidad tengamos que situarles originalmente en la zona de Creta y el Mar Egeo.

En definitiva, pese al inicial rechazo y la opinión popular de épocas anteriores, las fuentes bíblicas y la de los Pueblos del Mar tienen mucho que decir las unas de las otras y no son incompatibles sino complementarias para el estudio del pueblo filisteo.

Fuentes:

Dothan, T. y Dothan, M., 2002. Los Pueblos del Mar: Tras las huellas de los filisteos. Barcelona: Bellaterra.

LA CLAVE DE LA CERÁMICA

Los hallazgos en relación a las manifestaciones artísticas también han ayudado en gran medida a situar geográficamente el posible origen del pueblo filisteo.

Ya en 1870 Heinrich Schliemann, al empezar a interesarse por qué en ese momento era considerada la leyenda de la Guerra de Troya (cabe destacar que, hasta el descubrimiento de pruebas fiables que aseguraran la existencia de un conflicto de tal calibre, se atribuía la Guerra de Troya a la imaginación poética de autores como Homero), realizó excavaciones en los alrededores de donde situamos el conflicto. En estas excavaciones llegó a la  conclusión de que las piezas de cerámica encontradas databan de pocos años antes que los relieves de Medinet Habu, que tal como hemos comentado en numerosas ocasiones en este blog, representan el ataque de los Pueblos del Mar, entre los que se encuentran los filisteos en Egipto en el octavo año de gobierno de Ramsés III, 1191 a.C.

Las piezas encontradas por Schliemann, entre las que destacaban cerámicas, fortificaciones, palacios y ofrendas funerarias, serían clasificadas posteriormente  como pertenecientes a la cultura micénica, pero no será hasta las investigaciones de Furtwängler y Loeschke cuando cobren importancia en relación a los filisteos.

Furtwängler y Loeschke se centrarán en analizar y clasificar la cerámica encontrada, y dividirán el estilo micénico de cerámica en 4 etapas.

La primera y segunda etapa serán de estilo naturalista y con ornamentaciones del tipo floral y , aunque no sean de gran importancia en el estudio del desarrollo y origen de los filisteos, forman la base de la posterior cerámica micénica.

La tercera etapa, sin embargo, tiene un papel fundamental en el estudio de estos, cabe destacar su uniformidad y gran presencia en toda la zona del Mediterráneo, llegando a encontrar ejemplos de esta desde Palestina en su famoso yacimiento filisteo de Tell es-Safi (descubierta por Federico Vlidd y Robert A. S Macalister) hasta El Fayum (descubierta en 1889 por William Matther Flindrs Petrie).

Esta gran presencia de la cerámica de estilo micénico nos lleva a varias conclusiones:

En primer lugar, por una parte es fácilmente deducible que se corresponde temporalmente con un periodo de apogeo de la cultura micénica, además de una centralización dada la gran uniformidad en todas las representaciones.

Por otra parte, la gran presencia de cerámica micénica en Egipto y más en estos años nos lleva a la deducción de que los contactos entre estas dos civilizaciones, y por lo tanto los contactos de Egipto con los pueblos del Mediterráneo, no fueron tan solo las invasiones aisladas que representan los relieves del templo de Ramsés III, sino que podía existir contacto tanto cultural como comercial.

Además, la presencia de esta cerámica en el yacimiento filisteo de Tell es-Safi es otra de las pruebas por las que suponemos los filisteos tienen origen en la zona Egea y que posteriormente, tras los ataques fallidos a Egipto, se vieron en la necesidad de trasladarse a la zona de Canaán.

Por último y para finalizar, comentar que el cuarto estilo de cerámica, o la cuarta etapa, donde ya destaca una ruptura de la uniformidad posterior, la asociamos a la desintegración de la cultura micénica como tal y a los movimientos de pueblos que causaron la desintegración de la mayor parte de civilizaciones del Mediterráneo.

Fuentes:

Dothan, T. y Dothan, M., 2002. Los Pueblos del Mar: Tras las huellas de los filisteos. Barcelona: Bellaterra.